En el transcurso de la historia la Península Ibérica ha recibido la visita de muchas civilizaciones que nos han acercado su cultura y tradiciones.

        Durante 800 años compartimos el conocimiento de los pueblos árabes y de Oriente aprendiendo la técnica de la separación de los componentes de las mezclas.

        La destilación es un proceso lento y costoso, precisando de cierta habilidad, para poder aislar correctamente las sustancias volátiles interesantes de las que no lo son y suficiente sapiencia, al ser controlado directamente por el entender del destilador que evita la descomposición o alteración del producto.

        Julián Segarra disponía en su destilería de un moderno alambique de cobre recocido instalado en el año 1.928 que calentado con fuego de leña de olivo, era la pieza fundamental en la elaboración de sus licores, permitiéndole extraer y asentar adecuadamente las características organolépticas que favorecen la correcta calidad del aguardiente elaborado.